El amor es un poco más complicado que una simple metáfora.
Se caracteriza erróneamente por accionar, sin pensar en uno mismo, sólo
queriendo que la persona especial por la que se es capaz de dejarlo y
entregarlo todo, sea feliz, esté bien.
Nunca nadie irá a entender qué es exactamente la palabra
amor, muy pocos lo sienten, otros piensan que es una utopía difícil de
alcanzar, impuesta por el ser humano para creer que alguien va a complementar, a
ser un cómplice de un sentimiento absurdo que nos llena de infiernos y nos
lleva al cielo de paseo por un rato.
Está vida monótona y con falta de emoción, nos lleva a creer
que necesitamos a una persona para encontrar la felicidad, y nos damos cuenta
muy tarde que depende de nosotros, que no se encuentra al lado de una persona,
sino, en nuestro interior y cuando en verdad somos felices aceptándonos
nosotros mismos tal y como somos, estamos preparados para compartir ese
bienestar, ese maravilloso y auto-destructivo sentimiento con otra persona, que
nos complementa y muchas veces que es tan diferente a nosotros, pero tan igual
a la vez.